Es una estupidez que me ronda la cabeza durante estos últimos días, el psicopedagogo insiste en llamarlo verborrea y en no darme las pastillas. La sensación que me deja todo este nuevo mundo de las tecnologías (y “yo no soy tonto”), de la sociedad de masas (el gran paso lo dio el informe TELEPISA), de los grandes avances en la comunicación entre los seres humanos (“identifíquese, joder su facebook”), de la información al instante (“se lo contamos mientras está sucediendo”)…bueno de todo esto que nos rodea o más bien nos envuelve, nos atraviesa con sus giratorias ondas llevándonos a cualquier lugar del mundo (teniendo en cuenta que a mi casa este mensaje no va llegar), que nos duplica y nos permite interactuar en dos espacios totalmente distintos (espera, espera... entonces hay un emisor, un canal, un código, un contexto, no sabemos si hay un receptor y… ¿habrá dos situaciones en este proceso de la comunicación? Esto me suena a filosofía y yo sólo llegué hasta primero). Bueno, la sensación que me deja todo esto es que llevo hablando conmigo mismo una hora, si mis dedos tocaran otras cosas que no fueran estas ridículas teclas, sin forma, sin olor, sin oídos…El otro día intenté hacer un eco por las redes pero no hubo respuesta. Pero a lo mejor no estaba en el sitio apropiado (filólogos del mundo, lean entre línea…). De todas formas no puedes hacer eco en cualquier parte del mundo y donde puedes se convierte en especial, lo recuerdas siempre. Por eso podría imaginarme un mundo donde los niños no necesiten ir a la escuela para aprender, donde todo lo que necesiten esté en su bolsillo. Pero no puedo imaginarme un mundo sin eco, sin escuchar tu voz cálida por la tarde, tu dulce olor cuando te sientas sobre la hierba, tu tranquila respiración. Esa es mi sensación, mientras estoy aquí, hablando con un ratón, sin saber si alguien me va a escuchar, pero comunicándome con el mundo entero, diciéndole esta gran estupidez al mundo entero…la grandiosidad de Internet (con mayúsculas, por favor, el Gran Creador y que nos disculpe Rai). Y mientras tanto, cien personas están alrededor de mis palabras, palabras que nunca leerán, que nunca escucharán, todos sudando como yo, hace un calor insoportable en esta sala, en este mi aquí y mi ahora, no sé cómo estas tú, en tu aquí y tu ahora. Nosotros estamos sudando y somos incapaces de decirnos hola.
Cambiamos de blog
Hace 14 años